Cómo empezar a construir la llamada
Una de las cosas más importantes en la educación de nuestro perro es que acuda a nuestra llamada a la primera. De esta forma podremos dejar al perro libre con la seguridad de que no se escape y sufra algún accidente, o tengamos que esperar indefinidamente hasta que le apetezca volver con nosotros.
Antes de introducir la orden de llamada, hay algunas cosas a tener en cuenta y que debemos trabajar.
Positivizar el nombre
Probablemente hayamos utilizado el nombre de nuestro perro en alguna ocasión para reñirle. Esto es un error que tenemos que empezar a corregir. El nombre solo lo debemos utilizar para captar su atención, ya que de otra forma perderá el sentido para nuestro perro o lo asociará a algo negativo.
Para empezar a positivizar el nombre y construir lo que sería la prellamada, debemos premiar al perro todas las veces que venga cuando lo llamamos por su nombre.
¿Qué mueve a mi perro?
El primer paso sería evaluar el reforzador que vamos a utilizar. Es importante que nos aseguremos de que sea lo que más le gusta a nuestro perro. Podemos trabajar con comida (salchichas, pavo, etc.) o con algún juguete (pelota, mordedor).
Una vez que comprobamos que a nuestro perro le encanta el refuerzo, empezaremos a trabajar el siguiente paso. En el inicio debemos hacerlo en un lugar en el que no haya demasiadas distracciones (otros perros, gente, ruidos...). Si estamos en un espacio cerrado y no tenemos mucha prisa podemos dejar al perro libre; si no, es fundamental el uso de una correa larga de 5 o 10 metros, para así tener control sobre el perro y poder trabajar con seguridad, a la vez que le damos sensación de libertad.
Dejaremos al perro a su aire y diremos su nombre una sola vez, en un tono de voz alto y alargando la palabra, buscando sorprenderle.
- Si el perro acude le daremos su refuerzo.
- Si nos mira pero no se decide a venir, lo motivaremos con la voz y caminaremos un poco hacia atrás para incitarlo a acercarse a nosotros.
- Si nos ignora y sigue a lo suyo, buscaremos un momento en el que esté menos distraído para llamarlo y así lograr el acierto.
Este ejercicio debemos repetirlo unas 6 o 7 veces a lo largo de un paseo de una media hora. Y trabajarlo cada día.
Cuando consigamos que nuestro perro venga, podemos empezar a introducir distracciones (lugares más transitados, con más olores, etc.). Es importante no engañar al perro. Las primeras veces debemos darle siempre su premio y, poco a poco, ir alternando el refuerzo: unas veces le damos lo que más le gusta y otras, lo reforzamos socialmente diciendo muy bien y acariciándolo.
Además podemos jugar con él a escaparnos, correr en dirección contraria a la que va y premiarlo cuando llegue a nuestro lado. De esta forma conseguiremos que esté más pendiente de nosotros durante los paseos.
Una vez que hayáis hecho esto podemos empezar a trabajar la orden de la llamada y será mucho más fácil conseguirlo tanto para vuestro perro como para vosotros.